
Esos temas difíciles
Por María Soledad Molina C.
Psicóloga
Para muchas personas abordar ciertos temas no solo resulta complicado, sino hasta prohibido. Cuesta hablar de esas cosas que nos asustan o hacen ruborizar o que, cuando por fin nos atrevemos a hacerlo en forma algo más abierta, nos producen una extraña mezcla de sensaciones y respuestas como curiosidad, vergüenza, entusiasmo, alivio y muy probablemente risa (ansiosa por supuesto).
Seguro más de un lector estará pensando que esto es un preámbulo para abordar el tema de la sexualidad y no se equivoca. El tema es tan amplio y como en nuestra cultura nos movemos entre una enorme cantidad y variedad de mitos y creencias que no necesariamente son acertadas, tengo la impresión que sería provechoso tomarnos más de un artículo para compartir un viaje a través de este aspecto fundamental que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida. Tal vez sean generalidades, pero con algo se parte.
Para clarificar conceptos, es necesario comprender que la sexualidad es una función vital como comer, caminar, leer y estudiar que ejerce influencia sobre la conducta personal y las relaciones interpersonales y como tal, debe ser tratada con naturalidad, honestidad y cariño. La sexualidad está presente desde el momento de la fecundación hasta la muerte, ya que inevitablemente somos personas sexuadas a lo largo de todo el ciclo vital. Cada persona la siente y vive de manera diferente, y por tanto no puede ser vivida ni manifestada de igual modo por los diferentes grupos culturales o de edad.
El desarrollo de la sexualidad humana empieza con el contacto físico y las caricias, incluso hay evidencias que algunas expresiones de ésta ya se pueden observar en el feto. Normalmente, los padres estimulan el desarrollo del niño y están muy pendientes de su evolución en lo que dice relación con comer solos, caminar o que tengan buenos hábitos, pero generalmente se olvidan de este aspecto.
Aparentemente existe todavía demasiado cuidado, "respeto" y, en muchos casos, un cierto tabú en hablar del tema. Está permitido y es incluso reforzado el hablar de las características físicas de los niños, el pelo, los ojitos, y las “gracias” que hacen, pero no se habla de sus órganos sexuales y si por casualidad los descubrimos tocándose y explorándose, hacemos lo posible por evitarlo, ya sea distrayéndolos o castigándolos. Es bueno saber que, asumiendo o no la tarea de orientarlos, hablando o no con ellos, los padres estarán dando educación sexual.
La conducta sexual es aprendida y tomada del entorno ambiental, los niños perciben o descubren, organizan o interpretan toda la información sexual interna o externa, memorizan, reflexionan y, posteriormente, disciernen.
Cada sociedad diseña y condiciona un comportamiento y un aprendizaje sexual. La comunidad tiene una tendencia a determinar y normar las conductas sexuales, aprobando o reprobando valores y comportamientos, así el resultado de estas influencias e interacciones con las experiencias personales, a través de la infancia y posterior adolescencia, darán forma y significado al comportamiento sexual adulto, que será siempre personalizado y biográfico.
Además del acto físico, la sexualidad es lo que uno siente sobre sí mismo y la relación con los demás y con su pareja, conlleva gran variedad de actividades placenteras y comprende tres aspectos fundamentales:
1.- La reproducción: Desde un punto de vista físico, la sexualidad incluye la sensualidad, entendida como la estimulación de los sentidos (la vista, el tacto, el olfato, el oído y el gusto) y la genitalidad, que supone la estimulación de los órganos genitales, todo orientado a facilitar la continuidad y supervivencia de la especie humana.
2.- El deseo de placer sexual: El deseo sexual, conocido también como libido, apetito sexual, excitación, pulsión, ansia, lujuria, pasión, etc., puede considerarse como la sensación de carencia, de necesidad de llevar la iniciativa en el contacto y placer sexual o de ser receptivo ante los acercamientos de la pareja.
3.- La comunicación del afecto: Mientras la sexualidad animal es más instintiva, en los humanos resulta una forma de comunicación, de expresión de los sentimientos, una tendencia a buscar la fusión física y psíquica con otra persona.
También dentro de esta totalidad llamada sexualidad, que comprende distintos elementos que son descritos separadamente para su mejor comprensión, pero que no se puede comprender el funcionamiento ni la estructura de uno sin comprender o incluir la de los otros, ejercen primordial importancia ciertas funciones como la Tipificación, es decir, el aprendizaje de la identidad sexual y los papeles masculino y femenino, la Orientación sexual que implica el aprendizaje de las acciones conductuales-comportamentales que llevan al niño al descubrimiento del placer (auto, hetero u homoestimulatorias).
Además, son acciones de investigación y experimentación, por método ensayo-error, relacionadas específicamente con la conducta sexual y la Complementación, orientada a descubrir el amor y ser amado, la intimidad y la capacidad de comunicación, las relaciones interpersonales. El cómo enriquecer la sexualidad en las relaciones humanas. En resumen, los niños y niñas también aprenden la dinámica de la afectividad, atracción y enamoramiento.
El conocimiento de todas las pautas de desarrollo sexual durante la infancia es básico para que los padres (o los que vayan a serlo algún día) ayuden a sus hijos a aceptar la sexualidad sin traumas ni precipitaciones.